La Entrada VII: Los Guardianes de la Región Silenciosa
Autor: Aleph Tres Dedos
Editorial: Ciencia Infusa

Tras cruzar el umbral de los relieves eternos, los viajeros llegaron a una vasta extensión de ruinas luminosas. Allí el desierto se transformaba en un paisaje de ciudades espectrales, donde las torres parecían hechas de polvo cristalizado y los cielos ardían en colores imposibles.

Fue entonces cuando aparecieron los dos Guardianes:

1. El Guardián Esquelético de la Corona Vacía

Un coloso de huesos desgastados, con la altura de una cordillera, se alzó entre las torres derruidas.
Su corona de púas simbolizaba el dominio del tiempo: cada arista era un milenio olvidado.
Cubierto por un manto de sombras desgarradas, avanzaba como quien mide los pecados de las civilizaciones caídas.
Su presencia recordaba que todo viajero debía aceptar su propia mortalidad antes de continuar.

2. El Guardián Cúbico del Misterio Dorado

El segundo era aún más desconcertante: un gigante cuyos huesos sostenían un cubo dorado imposible, tallado con laberintos y engranajes.
El cubo giraba lentamente, mostrando a cada lado símbolos distintos: constelaciones, espirales, mandalas de fuego.
Su cuerpo era un puente entre lo orgánico y lo mecánico, como si el cosmos hubiera tomado carne y cálculo al mismo tiempo.
Este Guardián exigía la prueba de la mente despierta: no bastaba con sobrevivir, había que descifrar.


Sentido Esotérico

  • El Esquelético representa la purificación del alma por el reconocimiento de la finitud. Quien lo enfrente sin temor, se libera de la ilusión de permanencia.

  • El Cúbico representa la prueba de la gnosis, el acceso a los engranajes ocultos de la realidad. Quien no logre comprender sus símbolos quedará atrapado en el cubo, convertido en engranaje más.




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